Para todos los padres es difícil reconocer cuando existe algún tipo de problema o trastorno durante el crecimiento de nuestros hijos, nadie anda por ahí diciendo “mi hijo tiene el TDAH”. El Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad es una alteración neurobiológica que desde temprana edad interfiere con la capacidad del niño para concentrarse, mantener la atención y seguir instrucciones.
Mucho se habla del trastorno y algunos, que realmente no son especialistas, se atreven a calificar a la ligera cualquier conducta del niño como un indicio de padecer TDAH. Existen muchos factores que deben ser evaluados antes de llegar a un diagnóstico definitivo y siempre debe ser un médico especialista quien realice las pruebas clínicas necesarias.
Normalmente el TDAH puede reconocerse con más claridad cuando los niños comienzan la educación primaria. Con frecuencia los síntomas coinciden con serias dificultades para llevar adelante las tareas escolares, afecta su rendimiento y presentan problemas para socializar con sus compañeros.
Es natural que en nuestro rol de padres asumamos que la conducta de nuestros niños es normal, pero si se vuelve peculiar y constante es cuando podemos preguntarnos si mi hijo tiene el TDAH. Algunos de los síntomas de este trastorno pueden ser:
- Frecuentemente le cuesta prestar atención a sus actividades escolares y los errores que comete son consecuencia del descuido.
- Durante las actividades no cumple con las indicaciones que se le da y no completa sus responsabilidades.
- Pierde concentración constantemente, se desvía de los asuntos y al hablarle pareciera no escuchar.
- Le desagrada realizar actividades que demanden esfuerzo mental.
- A menudo olvida objetos que son importantes para sus actividades escolares.
Cómo es la educación si mi hijo tiene el TDAH
Durante la formación de los niños es común que se tengan que establecer normas, reglas, horarios y ciertas estrategias para que nuestros hijos modelen su conducta, el objetivo es que se establezcan las bases de la relación entre padres e hijos.
Si mi hijo tiene el TDAH este proceso de regulación debe ser bien estructurado para poder ayudarlo a superar las dificultades que presente debido a los síntomas del trastorno.
Debes tener en cuenta que los constantes fracasos que experimenta a razón del TDAH pueden afectar seriamente el autoestima del niño, esta situación lo hace sentir menos listo e incapaz de emular los logros de sus compañeros.
En el área educativa es común que los alumnos con TDAH tengan un rendimiento menor al del resto de su grupo, sobre todo en áreas como leguaje y matemáticas, para mejorar la forma como estudia un niño con TDAH se les puede ayudar mucho si se crea un ambiente estructurado que les ofrezca seguridad para organizarse.
Es importante que se les construya listas de materiales para cada asignatura e identificar sus cuadernos con pegatinas de colores distintos. Siempre conviene que se repasen los contenidos estudiados para recordarles lo aprendido, el docente puede ayudarlos con trabajos en grupo y elaborar una agenda con las fechas de entrega para los trabajos.
En los más pequeños el juego puede ser una buena herramienta para su aprendizaje y es indispensable que los profesores tengan conocimiento del trastorno para que mantenga especial atención sobre el alumno con TDAH.